lunes, 11 de enero de 2010

La carrera por el oro 2030-Segunda Entrega

#400

La locura, la paranoia y el hambre me hacen pensar un par de cosas bobas, sin sentido. Si fuese a dejar de escribir porque nadie lo vaya a leer ni en un presente cercano ni en el lejano futuro (el cual llegará indefectiblemente cuando yo muera y vengan a desinfectar mi celda, es decir, a destruir todas mis pertenencias y a reemplazarlas por otras acorde a las medidas del nuevo inquilino) no tendría que haber escrito la última nota para aclarar ninguna cosa a un alguien que de todas formas no lo leerá. Desfile policial de las 16, debo dejar de escribir.

#500

La escritura me sirve para separarme un poco de esta tonta alienación, bañada en baba, tener algo en que meditar, repasar la última impresión de las notas, aunque no las pueda releer, e intentar que todo quede lo más claro posible, hasta, ante los ojos mas despistados. Tratar de relatar la vida cotidiana de un humanoide común e igual a cualquier otro humanoide. Creo escuchar un vaso resbalar en la pared de mi vecino, intentará escuchar lo que pienso?.

#600

Mientras trabajo (cuando escribo esto me refiero al momento entre las 8 y 14 horas que me encuentro, o por lo menos mi cuerpo, dentro los edificios de ENERGICORP, siendo literalmente absorbido por ese ente sin sombra, es mejor que piense que ese es mi trabajo para evitar cualquier problema) hago el ejercicio de recordar lo que escribí la última oportunidad, ya hayan pasado cinco días, tres semanas, dos meses, el plazo que sea, eso no importa, los siete días de la semana, en el horario de trabajo, repienso y decido que escribiré el próxima instante en que sea posible anotar, escapándole a los coyotes, aunque ya este acostumbrado a sentir su húmeda respiración en mi calva crisma, siempre viene de arriba, no logro dejar de sentirme aterrorizado cada vez que empañan mi nuca. Hoy almorcé la ración diaria y siento que mi cabeza no quiere arrancar, la siento muy pesada. Tengo mucho sueño.

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