miércoles, 25 de noviembre de 2009

Mujer que dice chau

Para María Antonieta,
Todavía no me lo explico.

Mujer que dice chau
Eduardo Galeano
“Vagamundo y otros relatos”

Me llevo un paquete vacío y arrugado de cigarrillos Republicana y una revista vieja que dejaste aquí. Me llevo los dos boletos últimos del ferrocarril. Me llevo una servilleta de papel con una cara mía que habías dibujado, de mi boca sale un globito con palabras, las palabras dicen cosas cómicas. También llevo una hoja de acacia recogida en la calle, la otra noche, cuando caminábamos separados por la gente. Y otra hoja, petrificada, blanca, que tiene una agujerito como una ventana, y la ventana estaba velada por el agua y yo soplé y te vi y ése fue el día en que empezó la suerte.
Me llevo el gusto del vino en la boca. (Por todas las cosas buenas, decíamos, todas las cosas mejores, que nos van a pasar).
No me llevo ni una sola gota de veneno. Me llevo los besos cuando te ibas (no estaba nunca dormida, nunca). Y un asombro por todo esto que ninguna carta, ninguna explicación, pueden decir a nadie lo que ha sido.

De Gato Liso.

Subliminaje Urbano - Segunda Entrega

II



Cuando “leemos” y entendemos todo lo que nos rodea, experimentamos todo lo que se entiende por SUBLIME.

Creemos poder atrapar el infinito con las manos, y llevarlo hacia el centro, compactarlo y guardarlo en el bolsillo. Todo eso creemos.

Tendemos puentes donde no hay dos puntos que unir.

Uno tan solo es el camino que hay transitar, sea cual fuese la pradera.

Comenzamos a correr la carrera, pensando que vamos a ver la bifurcación.

Nunca esta, nunca llega, nunca nos encuentra.

El entusiasmo, se va convirtiendo en cansancio.

Y la vida en aburrimiento.

Pasamos mucho tiempo sentados, acostados o simplemente apoyados. A cortas distancias, las piernas se van haciendo perezosas. Pero tiernas para la dentellada filosa que las capitalizará, para satisfacer su hueca sed de sangre.

Durante un tercio de nuestra vida tenemos los ojos cerrados. Ya sea porque dormimos mucho al trabajar inhumanamente, ya sea porque parpadeamos continuamente al tener el sol de frente al habitar oscuras cavernas de cemento, ya sea porque nos tapamos la cara al no encontrar lo que la TeVé nos prometió y al no querer mirar la concreta realidad. Nos acostumbramos a no mirar, y mucho menos a ver, nuestro alrededor.

Rutina anestesiante. Abominable alienación, como la que sufren los pasajeros que no saben que viajan.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Subliminaje Urbano - Primera Entrega

“En tiempos de amor

Uno tiene las ideas más creativas.

Pero justamente,

por estar bajo ese estado alterado,

Se las guarda en el armario

(por estar ocupados en otras cosas).

En los tiempos de soledad

Uno recurre a esas ocurrencias,

Las desempolva

Y les da rienda suelta”



I



Vivimos rodeados de mensajes SUBLIMINALES. Nos acribillan con imágenes de productos, siempre los mejores y mas baratos. Nos persiguen con discursos, que de a poco van alejándose de nuestras pieles, hasta llegar al núcleo, a lo blando y puro de cada ser. Nos contaminan tanto de afuera como desde adentro, ya ni sabemos lo que comemos. Nos generan necesidades, deseos y anhelos, y sus consiguientes frustraciones. Nos estupidizan e insensibilizan. Y todo ello inconscientemente, sin que nos demos cuenta.

Esta en nosotrs percibir esas señales, escarbar justo allí.

Detectar e interpretar.

Procesar y dilucidar.

Puede ser una sonrisa, un gesto,

Un cortocircuito visual,

Un roce, un golpe, un tono,

Premoniciones o intuiciones

Absolutamente todo,


La misma posición de los cuerpos,

Que se plantan ante la vida de diversos modos

Pecho hacia al frente y presente,

Joroba cansada,

Mentón amenazante,

Manos encubridoras,

Ojos inquisidores,

O nariz que apunta al vacío.


Todo lo que nos dicen, sea quien sea.

El informante.

Que palabra, no?

Y de qué manera nos lo dicen.


Lo que ingerimos,

Y por qué ingerimos eso.

Todo es ingerir,

Consumir.